Por ejemplo, la proteína CFTR es importante para la reabsorción de cloruro en las células de las glándulas sudoríparas y los bebés con fibrosis quística, si se los lame, a menudo son "salados"
Lodish et al, 5ª ed, pag. 259
Por ejemplo, la proteína CFTR es importante para la reabsorción de cloruro en las células de las glándulas sudoríparas y los bebés con fibrosis quística, si se los lame, a menudo son "salados"
Lodish et al, 5ª ed, pag. 259
Antes de irnos del hostel de Villa la Angostura el día que salíamos para San Martín de los Andes, yo personalmente me encargué de revisar nuestras camas para asegurarme de que ninguna se olvidaba nada.
Hecho esto, desayunamos y nos fuimos a tomar el micro.
A mitad de camino a San Martín me acuerdo de algo. Yo revisé las camas y abajo de todas las almohadas... oops...
¿Qué pudo haber pasado?
Sí. Me olvidé el celular abajo de la almohada.
Estaba segura que no había dejado nada ahí (no se por qué, SIEMPRE meto el celular ahí) y ni me molesté en revisar.
Sí, creo que todavía puedo superarme y ser más boluda, aunque no se como.
Así que la buena gente del hostel de Angostura me tuvo que mandar mi telefonito por encomienda asegurándome que iba a llegar antes de que saliéramos para Neuquén al mediodía siguiente.
Pero nada es tan sencillo.
Resulta que los que tenían que cargar las encomiendas no están tan familiarizados con el concepto de "urgente" como uno pensaría, y si olvidaron MI paquetito abajo del micro, así que no iba a llegar antes de las 14:00, cuando nos íbamos a las 13:00.
Así que me quedaban dos opciones:
1- Llegar a Buenos Aires, ir a las oficinas de Vía Bariloche, pedir que me reenvién el paquete desde el sur y pagar el monto correspondiente, y después hacer el reclamo porque ni en pedo te pago esa encomienda.
2- Cambiar mi pasaje e irme a Neuquén en el micro siguiente.
Claramente opté por la 2, y todo salió joya.
Todo excepto por ese viaje en micro que deben haber sido las siete horas más largas de mi vida.
No se si todos serán como yo, pero una de las primeras cosas que pienso al subir a un micro es "por favor que no viajen chicos". Cuando veo que viajan padres con sus retoños lo siguiente que pienso es "por favor que se sienten lejos" y en general funciona, casi siempre.
Esta vez no.
No solo el bondi iba repleto de pendejitos, sino que jussssto al lado mío se sentó una madre con su nena a upa, porque la criatura era menor de 3 años ¬¬.
Me cago en esa ley/ordenanza/disposición o lo que sea y quien la inventó. Todo bien con que no paguen el subte/colectivo/viaje en carreta, pero ¡¡7hs en micro!!!! ¡¡no pueden ser tan hdp, nadie viaja bien así!!
Así que viendo la que se venía y que no tenía sudokus, ni señal en el celular, ni algo para leer, ni pila en el mp3 intenté dormir.
Pero el universo o el karma estaban en mi contra: la nena se durmió (seguro que piensan "bien, no jodió!" JA. Claro.), al rato se durmió la mamá, así que la nena quedó prácticamente suelta usando a su mamá de asiento. Conciliar el sueño con los cabezazos y patadas ocasionales de una nena dormida es bastante más difícil de lo que creen.
Y ni hablar si la madre se despierta justo cuando estás acomodando el brazo de la mini boxeadora en cuestión para que deje de pegarte en la cara. Por como me miró, cualquiera diría que intenté quemarla con cigarrillos.
La ruta pasó, los golpes siguieron, y unas horas de tortura después llegué a Neuquén, donde mis amigas me esperaban con hamburguesas y una cama demasiado cómoda como para usarla solo 4 horas.
En resumen, considerando que soy bastante propensa a los accidentes vacacioniles, si no fueron las mejores vacaciones de por lo menos los últimos 5 años, ando cerca :D
Después de dormir una larga y reparadora (?) siesta en las sillas de aeroparque, el avión salió (con nosotras adentro, un detalle no menor) y llegamos a Bariloche sin mayores problemas.
Excepto por casi atropellar a un transeúnte y casi chocar a un grupo de turistas, todo con un auto alquilado, el paso por Bariloche fue bastante tranquilo.
Después fuimos para El Bolsón, que no tiene hobbits pero es una comarca. Posta.
Cuando llegamos había mucho olor a humo y a pesar de ser más de las 11 pm de un martes en un pueblo chico donde no pasa nada un día de semana, había mucha actividad. Resulta que mientras nosotras dormíamos plácidamente en el micro, gran parte de los cerros en Lago Puelo, a 15 km de ahí, se estaban prendiendo fuego. No, no vivimos 15 días en un termo. Para nada, eh.
En Bolsón abundan los hippies, conocimos a gente muy copada [entre ellos al gemelo de Whitey
(no, el de verdad no, pero se parecía mucho, aunque el nuestro es más copado)], Mechi casi se roba un perro, nos ganamos el odio de una de las encargadas del hostel en menos de dos horas, y hasta ayudamos a un hippie a violentar la puerta de una cabaña en la montaña, aunque sin mucho éxito. Era bueno el candado.
De ahí partimos para Villa la Angostura: fuimos al Bosque de Arrayanes, recorrimos los Siete Lagos (bah, tres o cuatro) y comimos como cerdas en Villa Traful. Yo me descompuse en el camino (si piensan viajar 3 horas por ruta de ripio en una Trafic venida a menos, antes tomen algo para el mareo) y Fer estaba mal del estómago, pero eso no nos impidió comer un brownie con helado gigante.
Después de la aventura gastronómica salimos para San Martín de los Andes, pero para no alargar tanto esto el resto va en la próxima entrega =p